26 octubre, 2025

Trump, la cultura de masas y la política como espectáculo

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Una guía “Para leer al P#TO Donald”


Por Tsayam

De la cultura de masas al populismo global o del Pato Donald al Donald Trump

En 1971, el escritor chileno Ariel Dorfman y el sociólogo belga Armand Mattelart publicaron Para leer al Pato Donald, un ensayo que desnuda cómo los cómics de Disney normalizaban valores ligados al consumismo y al imperialismo cultural. Medio siglo después, ese análisis cobra nueva vida en un escenario distinto: ya no hablamos de un pato animado, sino de un político convertido en fenómeno mediático global, Donald Trump.

Si en su primer mandato Trump transformó la política interna de EE. UU. en un reality show, en su segundo ciclo de influencia ha extendido el guion al escenario internacional. En cada cumbre, reunión o foto oficial con líderes mundiales, Trump convierte la geopolítica en espectáculo.


De la cultura de masas al populismo global

Dorfman y Mattelart advertían que el entretenimiento no era inocente: enseñaba a consumir, obedecer y aceptar el sueño americano como destino universal. Esa lógica, hoy, se traslada a la política internacional: las relaciones entre Estados se reducen a gestos teatrales, frases virales y escenas pensadas para las cámaras.

Trump no discute tratados en detalle; prefiere armar el show. Su retórica en encuentros con Kim Jong-un, Vladimir Putin, Xi Jinping o Volodymyr Zelenskyy muestra el mismo patrón: símbolos fáciles, escenas cuidadosamente dramatizadas y una narrativa donde él se erige como protagonista absoluto.


El P#TO Donald en la arena global

El título de este texto busca subrayar la paradoja: Trump, como el Pato Donald, es una caricatura que simplifica la complejidad. Pero mientras el pato enseñaba consumo, el @POTUS caricaturiza la geopolítica misma.

  • Con Kim Jong-un, convirtió un encuentro nuclear en un espectáculo mediático, con apretones de mano que parecían sacados de una película de acción.
  • Con Putin, jugó la carta del “amigo-rival”, mezclando sonrisas con declaraciones ambiguas que minaban la seriedad diplomática.
  • Con Xi Jinping, alternó elogios personales con acusaciones incendiarias, teatralizando la tensión entre EE. UU. y China como si fuera un ring televisado.

Y así, cada aparición no busca solo acuerdos, sino escenas reproducibles en redes sociales. La diplomacia se vuelve meme.


Cultura digital y política internacional

En los años 70, Disney difundía su ideología a través de cómics centralizados. Hoy, Trump utiliza la descentralización digital. Sus gestos con líderes internacionales no terminan en la foto oficial: circulan en TikTok, Twitter o Facebook convertidos en símbolos inmediatos.

La geopolítica, en manos de Trump, no se entiende como estrategia de largo plazo, sino como contenido viral. La narrativa internacional se moldea al ritmo de las redes: cada gesto puede ser exaltado por simpatizantes o ridiculizado por detractores, pero siempre amplificado.


Leer entre líneas

Para leer al Pato Donald en la era Trump nos obliga a ampliar la mirada. No solo se trata de política interna ni de populismo mediático local: hablamos de un líder que ha convertido también la diplomacia global en caricatura.

El “P#TO Donald” no es solo un show doméstico, sino un fenómeno internacional que transforma cumbres y tensiones geopolíticas en espectáculo mediático. Su legado no será un tratado de paz ni un modelo de gobernanza, sino la exportación de un estilo: la geopolítica convertida en entretenimiento viral.

La lección sigue siendo urgente: si no aprendemos a leer estos gestos y discursos como lo hicieron Dorfman y Mattelart con los cómics, corremos el riesgo de aceptar que el destino de la política internacional se escriba con memes y eslóganes. Y lo que está en juego ya no es solo la democracia interna, sino el equilibrio global.

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